Cada caso es diferente porque puede tratarse de un gato bebé, que ha nacido en la calle, o de un gato adulto abandonado, tal vez, maltratado, o con malas experiencias sobreviviendo de cualquier manera durante meses o años. Educar a un gato callejero adulto no es nada sencillo porque su desconfianza y miedo pueden hacer el proceso complicado. Si has decidido adoptar a un gato de la calle, tendrás que armarte de paciencia y actuar con máximo cuidado hasta que el animal se sienta seguro y tranquilo en su nuevo entorno.
Consejos para adiestrar a un gato callejero
En primer lugar tendrás que tomar tres medidas esenciales: crear un hogar seguro para tu gatito, comprobar puertas y ventanas, ya que es normal que durante los primeros días tu gato intente por todos los medios volver a la calle y, en tercer lugar, actuar con cautela al acercarte a él. Ante cualquier signo de posible ataque, bufidos u orejas hacia atrás, aléjate hasta que se calme. Por supuesto, antes de llevar a casa a un gato callejero la visita al veterinario es obligatoria.
A medida que el gato se vaya haciendo a su nueva vida, inicia el proceso de educación. Háblale siempre con cariño y empieza por acostumbrarle a los lugares donde está su comida, su cuenco con el agua y su arenero. Dirígete a él poniéndote a su altura, es decir, agachado o sentado en el suelo. Así no se sentirá amedrentado y estará más receptivo ante cualquier orden.
Si el proceso va bien, da un paso más y, cuando haga algo correcto, prémiale con una golosina ofreciéndosela en tu propia mano. Con un poco de paciencia, verás cómo acaba cogiéndola.
Especialmente si es un cachorro o gato joven, recurre al juego como mejor método educativo. Tírale una pelota y luego trata de quitársela o muévela para que él intente cogerla. Le parecerá divertido y es el momento perfecto para enseñarle a no morder. Enfádate si lo hace e interrumpe el juego, lo entenderá perfectamente.
Los rascadores son también esenciales para quitar malas costumbres a un gato callejero. Regáñale con energía ante un mal hábito y llévale a su rascador cuando veas que tiene intención de afilarse las uñas en tus muebles.
Cariño y paciencia es lo que exige educar a un gato callejero pero, si lo consigues, él sabrá agradecértelo.
