¿Cómo hacer que mi gato obedezca?

Lo primero que hay que decir ante esta cuestión es algo evidente pero importante: un gato no es un perro y educarle es, en general, algo más complicado que requiere paciencia y constancia. ¡El comportamiento de los gatos puede ser impredecible! Así pues, ¿cómo hacer que tu gato obedezca? Presta especial atención.

Tips para cuidar de un gato bebé

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¿Cómo hacer que un gato haga caso?

Por supuesto los hay más dóciles y más rebeldes, pero para lograr que tu gato te obedezca y asuma una serie de normas básicas para vuestra convivencia tendrás que lograr dos cosas:

  1. Ganarte su confianza. Su socialización y educación resultarán mucho más sencillas si consigues una buena conexión con tu mascota, de manera que entienda cuándo estás contenta con su comportamiento y cuándo no. Por ejemplo, es importante que sigas ciertos consejos para educar a un gato bebé de manera adecuada. Cualquier tipo de castigo físico o gritos que le atemoricen no solo están fuera de lugar, sino que resultan contraproducentes a la hora de lograr tu objetivo.
  2. Motivarle. Especialmente en el inicio del proceso de educación, tu gato tiene que estar motivado, de lo contrario, pasará olímpicamente de tus órdenes. Prémiale con unas palabras amables, una caricia o con su golosina favorita cuando obedezca y comprobarás qué rápido aprende cuál es la conducta que le reporta más beneficios.

Ten en cuenta su edad y su carácter. Los gatos bebés no paran de jugar y puede ser complicado que acaten una orden, pero con paciencia, pronto aprenderán lo esencial: muebles prohibidos, lugar donde hacer sus necesidades y donde dormir… Un gato mayor, tal vez adoptado, puede tener malas costumbres adquiridas, pero su ritmo, más tranquilo y sosegado, te ayudará en su reeducación.



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Consejos para que tu gato obedezca

Si tu gato no te obedece, regáñale inmediatamente simplemente con un tono de voz seco y severo. Tu cambio de actitud hará que relacione tu enfado con lo que acaba de hacer. Tienes que ser muy constante y repetir ese ¡No! enérgico cada vez que haga algo mal. También debes reforzar las conductas positivas, repitiendo gestos cotidianos hasta que él los aprenda, por ejemplo, llevarle a su arenero cuando intuyas que va a hacer sus necesidades. Cuando lo haga, prémiale.

En los casos más rebeldes, puedes tenderle una pequeña trampa, como una botella de agua que pueda volcarse al arañar un sofá, o un papel con alguna sustancia pegajosa en la que sus patas queden adheridas al subirse a ese mueble que tiene prohibido… ¡verás como no vuelve!

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Autor

Mariola Báez Verdú

Licenciada en Ciencias de la Información con más de 10 años de experiencia en la redacción de contenidos digitales y especializada en la elaboración de artículos y reportajes relacionados con el cuidado de animales domésticos.


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