Es bastante más complicado que si habláramos de educar a un cachorro pero, con suficiente paciencia, tu gato adulto no tardará en acostumbrase a su nuevo entorno y a tus normas.
Si adoptas a un gato ya mayor, toda la información que obtengas sobre su antiguo hogar, su carácter y sus costumbres te vendrá muy bien. Además, asume que, para educarle, tendrás primero que ganarte su confianza.
Necesita tiempo y para que la “re – educación” funcione tendrás que lograr que entienda y acepte nuevos hábitos, siempre poco a poco y, por supuesto, sin gritos, amenazas o castigos desproporcionados.
No le agobies con mimos y caricias que, probablemente, él no quiera en un primer momento. Déjale su espacio, que conozca el entorno y, si quiere, permítele que se quede en su rincón favorito hasta que decida acercarse a ti.
Lo básico: agua, comida y arenero
Empieza por ahí. Es fundamental y la manera de lograr que tu gato entienda que está en su nuevo hogar y que tu intención es cuidarle. Ponle sus cuencos de comida y agua en el lugar que decidas y propicia que él los descubra. Si en un principio no va a ellos, déjaselos cerca de donde decida refugiarse y cuando su curiosidad le impulse a inspeccionar la casa, colócalos en el lugar definitivo. Haz lo mismo con el arenero.
Esta es la parte más sencilla pero queda el de las normas básicas menos “apetecibles” como: no arañar los muebles, no coger comida de donde no debes o cualquier otra cosa que no desees que haga.
Para corregir un mal comportamiento, actúa con contundencia, siempre inmediatamente después de la mala acción. Bastará con un ¡NO! enérgico o con una palmada fuerte. Si normalmente le hablas con cariño pero cuando rasca el sofá le sorprendes de esta manera, el gato pronto entenderá que eso no te gusta. Si eres constante y te mantienes firme en tu actitud, verás que tu gato, aun siendo un adulto con “manías” propias, es capaz de adecuar su comportamiento a las nuevas normas.
Por supuesto, al igual que le “regañas”, los premios en forma de su golosina favorita no pueden faltar cada vez que progrese en su adaptación.
