La agresividad en los gatos, cuando se trata de un hecho aislado, no tiene mayor importancia, pero si este comportamiento de los gatos es frecuente, tienes un problema porque puede llegar a resultar peligrosa. Para evitar esta conducta es muy importante educar al gato cuando es cachorro. Durante los primeros meses de vida del gato bebé, tendrás que dejarle claro que una cosa es jugar y otra atacar. Mover tus manos delante de su cara, incitándole a sacar sus uñas, puede resultar divertido en un primer momento, pero, sin darte cuenta, estás fomentando su agresividad. Así pues, ¿cómo educar a tu gato para que no sea agresivo? Descúbrelo con nosotros.
¿Cómo corregir la agresividad de un gato?
Uno de los mejores consejos para educar a un gato bebé que vas recibir es acostumbrarlo a jugar con su pelotita y no con tus manos. Acostúmbralo, además, a que esté en contacto con personas de forma natural y cotidiana (un gato aislado, que no convive con gente habitualmente, puede asustarse y volverse agresivo ante la inesperada presencia humana).
Ante la primera muestra de ataque en este juego para gatos recién nacidos, corta el juego de raíz diciendo bien alto ¡NO! (o dando una palmada fuerte). Un ruido brusco y tu cambio de actitud serán suficiente para que tu gato entienda que no te gusta su comportamiento. Prueba también, después de decirle ¡NO!, a darle la espalda y dejarlo solo. Así entenderá tu rechazo.
No le pegues, ni le grites, ni le persigas por toda la casa si sale huyendo. Tampoco es aconsejable asustarle con un chorro de agua (algunos opinan que es un buen remedio). Todas estas prácticas solo harán que tu gato crea debe seguir “defendiéndose”. Por supuesto, no intentes calmarlo dándole una caricia o un “premio” porque entonces interpretará que lo que acaba de hacer está bien.
A la hora de educar a un gato, la paciencia es fundamental. Insiste en abandonarle o regañarle cada vez que se muestre agresivo.
Si tu gato es adulto y, de repente, ataca constantemente, consulta con tu veterinario. Puede que la causa sea alguna dolencia física o alguna de las enfermedades más comunes de los gatos, y deba ser tratada.
