Si detectas que a tu gato le cuesta orinar, va con mucha frecuencia a su arenero pero expulsa muy poca cantidad de orina y parece resultarle doloroso, debes acudir lo antes posible al veterinario, porque puede estar padeciendo alguna de las enfermedades renales de los gatos que requiera un tratamiento adecuado e inmediato. Después de esta visita, tendrás que ayudar a tu gato a orinar. Te explicamos cómo.
Puede tener una infección, cálculos o cristales, o una inflamación de la vejiga (cistitis) y cualquiera de estas dolencias supone un riesgo importante para su salud e incluso para la vida del animal, ya que podría desembocar en una obstrucción severa de las vías urinarias o en un fallo renal.
En los casos menos graves, cuando notas que orina lo suficiente pero con dificultad, hay una serie de medidas que pueden ayudar y que sí están en tu mano.
Intenta que tu gato ingiera una mayor cantidad de líquidos. Sea cual sea el origen del problema, beber más agua siempre contribuirá a diluir los residuos sólidos de la orina de tu gato haciendo más fácil la evacuación. Dado que los gatos no suelen beber mucha agua, debes vigilar su bebedero de manera que tenga en todo momento agua limpia y fresca. También puedes recurrir a las “fuentes” que existen para gatos, en las que el movimiento del agua le incitará a beber más.
Por otra parte, también es aconsejable modificar su dieta. Tienes piensos especiales cuya composición logra reducir la acidez de la orina y evita la formación de cristales, probables causantes de la obstrucción que le provoca las molestias. Una opción aconsejable es combinar este tipo de pienso con la comida de lata, que contiene más cantidad de líquidos.
Además, hay medicamentos específicos para tratar una posible infección urinaria, sobre todo antibióticos y antiinflamatorios, pero recuerda que no debes administrárselos a tu gato sin consultar antes con el veterinario.
¿Qué hago si mi gato no puede defecar?
