Si el momento de defecar supone para tu gato un verdadero calvario, debes ayudarle tomando medidas lo antes posible. El estreñimiento prolongado es peligroso y requiere atención veterinaria.
Puede que exista una obstrucción intestinal que impide que el animal haga sus necesidades de manera natural. Una gran bola de pelo, un trozo de plástico o de tela que ha ingerido pero no logra digerir... pueden ser la causa del problema. Eliminarlos, generalmente con algún laxante recetado o con la aplicación de un edema, suele ser suficiente para acabar con el este malestar que puede tener malas consecuencias.
Por tu parte y en casos menos graves, si observas que tu gato sufre estreñimiento, debes actuar, por un lado, cambiando su alimentación y, por otro, procurando que tu mascota se mueva y haga más ejercicio del habitual.
Los alimentos enlatados tienen un mayor contenido en líquidos por lo que resultan recomendables en casos de estreñimiento. También tienes piensos ricos en fibra pensados para aliviar estas situaciones. Es importante que vigiles que toma suficiente agua.
Además, para favorecer el tránsito intestinal, juega con tu gato. Haz que corra, salte y ruede por el suelo tal vez intentando atrapar una pelotita. La alimentación adecuada y el movimiento extra suele ser suficiente para solucionar problemas de estreñimiento leve y pasajero.
Otro truco para ayudarle a defecar especialmente si se trata de un cachorro, es pasar un algodón o paño empapado en agua templada por el área anal. Con esta práctica, estás imitando el gesto que hace mamá gata en el culete de sus peques cuando les limpia con su lengua. Este estímulo puede ayudar a los gatos bebés a defecar más fácilmente.
Masajear el abdomen del gato, también favorece la activación de toda la zona ayudando a la expulsión de desechos pero hay que insistir en que todas estas medidas solo son eficaces en casos de estreñimiento pasajero. Si se trata de una obstrucción severa debes llevar a tu gato al veterinario sin demora.
