Aunque a no todos los gatos les gustan las caricias, a la gran mayoría sí les gusta ser acariciados. Recibir mimos, sobre todo debajo de la barbilla, en la zona de la cabeza y la cara, detrás de las orejas… disfrutan de las caricias pero ya sabemos que los felinos son particulares para todo y también a la hora de recibir mimos y carantoñas. Así pues, ¿a los gatos les gustan las caricias? En efecto, pero solo cuando ellos quieren.
Es importante tener claro que solo aceptarán caricias de aquellos que conocen y en los que confían y además lo harán en el momento que ellos consideren oportuno. Si tu gato está descansando en su rincón favorito, está esperando su comida o quiere jugar, tal vez no sea el mejor momento de intentar acariciarle. Puede que rechace esas caricias, marchándose de tu lado, o que incluso eche la pata y te lleves un pequeño arañazo. Simplemente te está diciendo que no le apetece que le toques.
Sobre todo si se trata de un gato al que no conoces demasiado, antes de acariciarle, debes agacharte, poniéndote a su altura, y ofrecerle tu mano. Si la olisquea y restriega en ella su carita, quiere mimos, pero si se aleja, no está dispuesto a recibir caricias. Su lenguaje corporal es claro como el agua.
En general, a todos les gustan las caricias muy suaves, sin que ejerzas presión alguna en un punto determinado de su cuerpo -hay que saber dónde y cómo acariciar a un gato- ya que los mismos “bruscos” o las cosquillas podrían sentarle bastante mal. Es fácil saber cuándo el gato disfruta de las caricias: se relaja, ronronea y “amasa” con sus patitas estando en tu regazo, pero ten claro que cuando se canse o deje de estar a gusto, se marchará porque no desea seguir recibiendo caricias. Lo dicho les gustan las caricias pero dónde, cómo y cuándo ellos decidan.
