No es tan extraño que un gato rechace las caricias. Los motivos son varios, desde la propio comportamiento de tu gato, más o menos independiente, hasta cómo haya vivido su etapa de socialización. Los primeros meses de vida del gato bebé marcan en gran medida su futura relación con las personas. Si has tenido a tu gato desde cachorro, como un miembro más de la familia acostumbrado a juegos y mimos, lo más probable es que sí le guste que lo acaricien pero si, por el contrario, ha tenido alguna mala experiencia con humanos, seguramente evitará el contacto contigo pese a que tu acercamiento lleve la mejor de las intenciones. Así pues, ¿por qué a tu gato no le gusta que lo acaricien? La respuesta, a continuación.
¿Por qué a mi gato no le gusta que lo toquen?
El miedo, la inseguridad, la falta de confianza… son los motivos habituales que hacen que a tu gato no le haga gracia que lo toques. ¿Significa esto que tu gato ya no te quiere como antes? En absoluto. Además, puede haber dos causas: una muy propia del carácter felino, simplemente no le apetece, y otra relacionada con su salud o estado físico. Puede que le duela algo y tus caricias le resulten molestas.
Aunque tu gato se ponga panza arriba y no puedas evitar acercarte a rascarle esa suave barriguita, ten en cuenta que a los gatos en general esta muestra de afecto no les gusta, sobre todo si encuentran tus caricias demasiado bruscas. La barriga del gato es una zona muy sensible. Hasta el mimo más delicado puede molestarle o tal vez le estés haciendo cosquillas sin saberlo… por eso la mayoría, ante este gesto, intentará agarrarte la mano propinándote algún que otro arañazo.
Como norma general en el tema de las caricias, recuerda que nunca debes forzar o agobiar a tu gato a la hora de recibirlas. Acércate a él con la mano abierta y dejando que la olisquee y tal vez que roce su cara en ella. Si hace esto, está pidiendo que le mimes, pero si se marcha o te ignora… hoy quiere que le dejes tranquilo.
