La Peritonitis Infecciosa Felina es una enfermedad grave y difícil de diagnosticar. Se manifiesta de múltiples maneras. El gato que la padece puede incluso experimentar periodos de aparente mejoría pero, si efectivamente se trata de una peritonitis infecciosa felina (PIF), el animal no tiene cura y su esperanza de vida es escasa.
El gato enfermo de peritonitis entra en contacto con el virus a través de las heces o de las secreciones de otro animal que esté infectado. Ese virus, tal vez no presente actividad durante un tiempo, pero está ahí. También puede manifestarse de forma muy leve haciendo que el felino solo sufra trastornos intestinales pasajeros, pero si el virus muta y muestra su actividad más agresiva, entonces se desencadena la peritonitis infecciosa felina (PIF), una enfermedad hasta la fecha incurable.
¿Un gato con PIF puede sobrevivir?
Dentro de la propia enfermedad existen distintos niveles de gravedad según los órganos que se vean afectados y también dependiendo de la propia resistencia y salud general del animal. Hay distintas tipologías en esta enfermedad, pero con ninguna de ellas es buena la esperanza de vida de los gatos con Peritonitis Infecciosa Felina. La peritonitis siempre implica inflamación. Puede afectar de manera general a los vasos sanguíneos, al nervio óptico (uveítis) al riñón, al hígado…
Un gato cuidado, con las vacunas reglamentarias y una buena alimentación, aguantará mejor la enfermedad, especialmente si ésta es detectada de manera precoz y permite la administración de distintos tratamientos que palíen sus nefastos efectos. Durante meses, el gato podrá sobrevivir y disfrutar de una buena calidad de vida, siempre que los cuidados y fármacos resulten efectivos, pero por desgracia, actualmente la peritonitis infecciosa felina continua siendo una enfermedad mortal.
