Hay que reconocer que los gatos en sus relaciones sexuales se muestran poco discretos. De entrada, la gata en celo puede pasarse varios días maullando con una intensidad poco habitual. Intenta atraer al macho no solo con el olor particular que desprenden sus hormonas, sino también con los sonidos propios de la época de celo. ¿Pero por qué los gatos hacen tanto ruido cuando se aparean? Es la llamada de la naturaleza que a veces sube los decibelios.
En el momento en el que el instinto de procrear se hace presente, no es extraño escuchar fuertes maullidos que pueden confundirse con una pelea entre gatos machos. Es una de las muchas formas de comunicación entre los gatos que existen. En la mayoría de las ocasiones aunque la gata se muestre receptiva, en el momento del apareamiento los sonidos de los gatos no pasan desapercibidos. Hay que tener en cuenta el periodo de cortejo y los intentos que hará el gato macho hasta conseguir copular con la hembra. En ese tiempo, los maullidos de todo tipo e intensidad van a sucederse.
Cuando finalmente el acto sexual se consume, es habitual que la gata reciba algún que otro mordisco del gato en su cuello. No le hace daño, pero sí queda parcialmente inmovilizada. Además, una vez finalizado el coito, la gata experimenta dolor cuando el macho retira el pene del conducto vaginal. El apareamiento de los gatos es doloroso porque el órgano reproductor de los gatos está recubierto de una especie de diminutas púas de queratina que irritan los órganos sexuales de la hembra. Esa es la principal razón de los maullidos de la gata que pueden resultar sobrecogedores. La retirada del pene produce minúsculos desgarros dolorosos que provocan ese maullido particular.
Finalizado el apareamiento, es normal que la gata se revuelva contra el macho y pueda llegar a agredirle, emitiendo maullidos fuertes y amenazadores que, en la mayoría de los casos, hacen huir al galán. Naturaleza en estado puro, con sus pros, sus contras y sus particulares sonidos.
