Como la mayoría de los mamíferos, los gatos sí tienen dietes de leche. Nacen sin ellos, para facilitar el amamantamiento, y entorno a las dos – tres semanas de vida, esos primeros dientes empiezan a abrirse paso hasta emerger en las encías.
En total son 26 y van saliendo a medida que el gatito bebé va creciendo. Entorno al mes y medio – dos meses, ese conjunto de dientes primarios es totalmente visible después de pasar, seguramente, más de una noche en la que el gato se muestra muy molesto e irascible.
Los dientes de leche, que son como alfileres, serán la dentadura del gato hasta que éste se acerque al año de vida.
No hay tiempos exactos, pero la dentición definitiva suele aparecer entre los diez meses y el año. En su última etapa, los dientes de leche conviven con los que serán los dientes definitivos. Es momento de mostrar especial atención a la dentición del animal porque lo normal es que se junten, en un corto periodo de tiempo, la pérdida de los dientes de leche con la aparición de los que serán los definitivos.
Si tienes un gatito “mudando” sus dientes, tienes que tener paciencia y entender que el paso a la dentadura definitiva conlleva molestias y, en ocasiones, resulta bastante doloroso. Gatos que pierden el apetito o que se muestran ariscos o aletargados… todo puede deberse a ese momento de transición.
En este proceso de cambio, normalmente los gatos pierden primero los incisivos y seguidamente los colmillos. En la muda, todos los dientes de leche deben caer por sí mismos para dar paso a la nueva dentición que supondrá la presencia de 30 potentes dientes incluyendo los cuatro molares.
Los dientes de leche ayudan al gatito a establecer un primer contacto con el mundo y a pasar de ser amantados a poder probar sus primeros alimentos sólidos. Es un proceso natural, común a numerosas especies, humanos incluidos.
