No; un gato no puede ser vegetariano. Los felinos son ante todo carnívoros y pese a los múltiples beneficios de frutas, verduras y hortalizas, los vegetales nunca deben ser la base de su alimentación. Para su desarrollo y buena salud necesitan la proteína de los distintos tipos de carnes (y pescado) y además, su aparato digestivo, especialmente su tracto intestinal, no está preparado para digerir la gran cantidad de fibra que contienen muchas frutas y verduras.
No se trata de excluirlas totalmente de la dieta de tu gato, pero recuerda que debes dárselas con moderación y no todas valen. Para que te hagas una idea, este tipo de alimentos no debe suponer más de un 10% del conjunto de la dieta del animal. Imagínate a tu gato en libertad, en su estado natural… qué preferiría ¿cazar a un pequeño roedor o comerse una pera?
Especialmente si alimentas a tu felino con recetas de comida casera para gatos, sí puedes incorporar algunas verduras a su plato, insistimos, siempre con moderación. La calabaza es una de las más recomendables y, además, les suele gustar mucho. Los guisantes, las judías verdes, los espárragos y los boniatos (todo hervido) son un buen complemento para mezclar con carnes, pescados o incluso con piensos. En cambio, los tomates verdes, el ajo y la cebolla son desaconsejables, ya que con frecuencia les causan problemas gastrointestinales y, en cantidades elevadas, pueden llegar a resultar tóxicos.
En cuanto a las frutas, son una buena manera de aportar agua y vitaminas extras a los gatos. El melón y la sandía, les encanta y son excelentes para hidratarles. También entre las frutas recomendables están: la manzana, la pera y las fresas. Lo que debes evitar son los cítricos, demasiado ácidos para su organismo y también las uvas pasas, que pueden llegar a causarle graves trastornos y ser peligrosas en grandes cantidades.
