No es sencillo calmar a una gata en celo, así que tendrás que armarte de paciencia. El celo de los gatos es parte del ciclo sexual del animal. Es la propia naturaleza quien indica a tu gatita que ha llegado el momento del apareamiento, un impulso difícil de frenar. Pero no desesperes, algo se puede hacer. Hay que tener en cuenta que los síntomas de la gata en celo pueden ser más o menos intensos, pero por lo general suelen mostrarse inquietas y nerviosas y maullar con ”lamentos” que realmente impresionan. Entiende que es algo pasajero, y que tú puedes ayudarla.
Consejos para aliviar el celo de tu gata
Tu gata se comporta así porque quiere llamar la atención. Es su manera de atraer a un posible gato y, a falta de ello, tus mimos y caricias pueden ser un buen consuelo. Acércate a ella y muéstrale tu apoyo con palabras cariñosas (intenta no subir el tono porque se pondrá más nerviosa). Cepillarle su pelo o acariciarle su lomo encorvado son muestras de afecto que ella reconoce y harán que se sienta más tranquila (es de lo que se trata).
Durante el celo, la gata está sobre excitada y con energía “extra” acumulada. Intenta que juegue, que salte y corra, por ejemplo lanzándole su pelota favorita. Un poco de ejercicio, le viene genial.
Algunas pierden el apetito, así que también es importante vigilar la alimentación de tu gata en estas semanas. Darle algún “capricho” gastronómico puede ser una excelente idea.
Vigila que su arena esté bien limpia y procura que esté cómoda en el lugar donde habitualmente descansa (una mantita o incluso una botella con agua caliente, si hace frío, aliviará sus posibles molestias).
Como precaución, lo más aconsejable es que no vea o escuche a otros gatos (ventanas y puertas cerradas), sobre todo si no quieres tener una linda camada de gatitos.
En casos extremos, puedes consultar al veterinario sobre tratamientos hormonales o quirúrgicos (esterilización de los gatos) pero seguro que prefieres intentar darle tu cariño y procurar que esta etapa pase lo antes posible.
