Una de las principales dudas que suele asaltar a las mujeres que se quedan embarazadas es si podrán seguir conviviendo con su gato en casa durante los nueve meses de gestación. De hecho, este tema es tan relevante para algunas mujeres, que se calcula que el 13% de los abandonos de gatos que se producen en nuestro país, son a consecuencia de la inminente llegada de un hijo a la familia.
Los felinos pueden ser portadores de una enfermedad llamada Toxoplasmosis. Esta dolencia es transmitida por los parásitos en los gatos que, a su vez, pueden contagiar al ser humano a través de las heces. Sin embargo, un gato que no esté infectado por este parásito y que no es portador de la enfermedad, no supone riesgo alguno para la mujer embarazada, ni para ninguna otra persona.
Fuente: Pinterest
La toxoplasmosis en gatos y embarazo
Durante el primer periodo de gestación, es decir, en los tres primeros meses, es el momento en el que el feto corre mayor riesgo si su madre contrae la Toxoplasmosis en el embarazo. Por este motivo, la mujer embarazada que conviva con uno de estos felinos deberá tener en cuenta una serie de medidas para evitar el contagio de esta enfermedad del gato en el embarazo:
- Solicitar una prueba veterinaria al animal para comprobar si está o no infectado de Toxoplasmosis cuando la mujer sepa a ciencia cierta que está embarazada. En este sentido, es importante señalar que un gato que se alimenta con pienso y que está cuidado con unas normas básicas de higiene, no suele portar esta enfermedad.
- Si el veterinario confirma que el gato tiene la enfermedad, y la mujer no está inmunizada contra ella, la principal medida a adoptar es evitar en la medida de lo posible el contacto con las heces del gato. Y en el caso de tener que limpiarlas, utilizar siempre guantes de goma, látex o vinilo para evitar el contacto directo.
