Ante una situación de este tipo debes mantener la calma y tener muchísimo cuidado porque puede resultar peligrosa para ti.
Las peleas entre gatos no son demasiado frecuentes, pero tampoco algo extraordinario. Si el minino siente que han invadido su preciado territorio o está en celo, rondando a una gata, y aparece un competidor, puede que ambos animales acaben enzarzándose en una pelea realmente violenta.
Frente a las peleas, lo mejor es intentar que no se produzcan tomando medidas preventivas. Por ejemplo, si tienes dos gatos en casa, procura que cada uno tenga su espacio, su comedero y su propio arenero y mantén, con los dos, un comportamiento similar.
¿Cómo actuar ante una pelea de gatos?
Pese a todas las precauciones, a veces las peleas son inevitables. Calibra la situación porque entre gatos, la trifulca no suele empezar de repente. Antes del enganchón no faltan los avisos y amenazas: bufidos, orejas hacia atrás, postura curva preparada para el salto… Antes de que estas señales pasen a mayores, intenta distraer al gato para que se olvide de ese enemigo y de su “afrenta”. Es muy importante que lo hagas sin acercarte a los animales porque su reacción es imprevisible. Una palmada fuerte, llamarlos por su nombre (sin gritos), agitar la bolsa de su comida, tirar una pelota… pequeños trucos que, tal vez, eviten el encontronazo.
Si no hay manera y la pelea resulta cada vez más violenta, no te metas en medio a intentar separar a los gatos con tus manos. Si lo haces, lo único que vas a conseguir es aumentar la agresividad de los animales y seguramente acabar tú con graves arañazos. Una ruido fuerte, por ejemplo una palmada, puede funcionar y para los casos más dramáticos, un chorro de agua que los pille desprevenidos es la única solución posible.
Cuando los gatos se hayan separado, déjalos tranquilos hasta que se calmen. Ni premios ni castigos a ninguno de los dos animales. Si consigues averiguar el motivo de la pelea, podrás poner los medios para evitar que se repita.
