Con esos ojazos y esa mirada fija en el objetivo es muy fácil que tu gato se convierta en un modelo de excepción. Lo que no resulta tan sencillo es atrapar con la cámara ese instante perfecto en el que tu mascota está tranquila y “posa” con total naturalidad. Fotografiar a tu gato requiere cierto tacto y bastante paciencia.
¿Cómo fotografiar a tu gato?
En raras ocasiones esas fotos espectaculares que podemos contemplar de gatos son algo casual. Detrás de la mayoría hay una preparación previa, que persigue que el felino esté cómodo y se muestre tal como es. Una buena imagen es aquella que combina una serie de condiciones técnicas, de luz o de velocidad de disparo, y que además, es capaz de transmitir la propia personalidad del gato. Algunos trucos para lograr que las fotos de tu mascota queden geniales son:
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1. Olvídate del flash
Es muy difícil fotografiar a un gato recurriendo al flash porque la luz intensa que proyecta va a deslumbrarle y a asustarle, de tal manera que, probablemente, saldrá corriendo. Siempre es preferible la luz natural y si es en el exterior, mejor.
2. Crea el entorno adecuado
Prepara el “plató” con antelación. Según la foto que quieras hacer, coloca los objetos adecuados: su camita, sus juguetes, su rascador… todo debe estar listo antes de empezar la sesión, para que al gato le resulte familiar todo lo que le rodea y se relaje. Se trata de evitarle el temible estrés. Si interrumpes constantemente, añadiendo objetos nuevos, la innata curiosidad del felino hará que no pare quieto y fotografiarle resultará complicado.
3. Colócate a su altura
Algunas de las ideas más increíbles para hacer fotos de gatos son aquellas que captan toda la expresividad de su cara y sobre todo de su mirada. Si quieres una así de tu mascota, enfócale siempre colocándote a su nivel. Agachado, en cuclillas o tumbado, tendrás la mejor perspectiva para obtener una buena imagen y, además, tu gato estará más tranquilo que si te ve de pie, “amenazante”, con una cámara en las manos.
4. Recuerda: menos es más
No sobrecargues la escena. Se trata de fotografiar a un bello animal que necesita muy poco para destacar. Pon solo lo necesario, por ejemplo, si quieres sacarlo jugando, déjale cerca una pelotita y no todo su arsenal de juguetes. Generalmente, las imágenes más llamativas son las más sencillas.
5. Presta atención al color
Seguro que el pelaje de tu gato es uno de sus rasgos más característicos. Sácale partido haciendo que destaque sobre el fondo adecuado. Opta, preferentemente, por fondos lisos en un tono que contraste con el del pelo de tu mascota. Por ejemplo, si tu gato es negro, una cortina roja o una en tonos claros pueden ser el marco perfecto para que felino luzca magnífico.
6. Dirige la mirada de tu gato (o, al menos, inténtalo)
Hay algunos trucos muy buenos para lograr que el minino mire justo donde tú quieres y para que incluso haga algunos movimientos que son los que buscas. Un móvil que cuelgue del techo hará que fije la vista hacia arriba y que se anime a mover con gracia sus patitas para intentar alcanzarlo. Una foto que capte ese momento te puede quedar genial.
Otra idea es dejar a su alcance esa caja de cartón que tanto le gusta a tu gato. Si logras despertar su curiosidad sobre qué hay en el interior, se olvidará de la cámara y podrás conseguir imágenes únicas. Por último, si le dejas cerca de un grifo (o fuente para gatos) comprobarás que puede estar horas mirando ensimismado cómo cae el agua o metiendo la patita en ella… ¡foto de premio!
7. Saca partido de tu cámara
No hace falta ser un experto. Las cámaras actuales ofrecen multitud de posibilidades para hacer fotos originales de la manera más sencilla. El zoom es un buen aliado a la hora de acercar la imagen sin molestar al gato. También puedes probar con el “ojo de pez” para hacer fotos divertidas o con cualquier otro filtro que dé a tus fotos un toque único. ¿Estáis preparados?
