Este gato de aspecto exótico y misterios, al contrario de lo que podría parecer, no procede de la isla indonesia de Bali, sino que el primer ejemplar de gato balinés apareció en Estados Unidos a fines de los años cuarenta, aunque hasta los sesenta no obtendría el reconocimiento como raza por parte de las asociaciones de animales norteamericanas.
La raza surgió del intento de cruce entre gatos Siameses de pelo largo y Angoras. Los cruces no dieron resultado al principio pero más tarde se pudo constatar que muchos de esos gatitos eran portadores del gen recesivo del pelo largo y no pasó mucho hasta que se aparearan dos de ellos dando como resultado al gato Balinés.
El balinés es aristocrático, como un Siamés. Tiene el pelaje como el de un armiño. Sus ojos azul zafiro tienen el brillo de la inteligencia y su curiosidad lo hace un compañero ideal.
