Una de las primeras dudas que nos surgen cuando ya tenemos el gato en casa es: ¿lo tenemos que castrar? Algunos lo consideran una práctica cruel, otros necesaria... pero lo cierto es que cuando llega el momento, son muchas las dudas al respecto. Intentaremos aclarar alguno de los mitos, disipar las dudas y los miedos para decidir libremente sobra la vida reproductiva de nuestra mascota.
ESTERILIZAR / CASTRAR
Son dos procesos similares pero muy distintos a la vez.
Esterilizar implica eliminar la capacidad de reproducción de nuestra mascota pero sin eliminar sus órganos sexuales. En los machos, la vasectomia y en las hembras, la ligadura de trompas. El animal mantiene su conducta sexual.
La castración consiste en la extripación quirúrgica de los órganos genitales. Los procesos hormonales desaparecen, de modo que, la hembra, por ejemplo , deja de tener celo. Los expertos aconsejan esta práctica.
Cuando llega el momento, son muchos los miedos que surgen y también nos vienen a la cabeza muchas leyendas urbanas: "Si es de raza, mejor no lo castro", "Es bueno para la gata, criar al menos una vez en su vida", "Nuestra mascota cambiará el carácter". Pensamos que somos egoistas por querer privar al gato de su vida sexual, pero si tomamos la decisión, enseguida veremos las múltiples ventajas que comporta.
VENTAJAS
- Al eliminar el instinto sexual, nuestro gato dejará de marcar su territorio y dejará de pelearse por él, de modo que evitaremos la agresividad, las peleas y los maullidos, además de ofrecerle seguridad.
-El riesgo de contacto por enfermedades desaparece. Cuando los gatos se pelean acaban por pasarse enfermedades a través de la saliva.
-Contribuye a eliminar la obesidad. Al castrarlo se eliminan los estrógenos o testosterona , de modo que necesitará menos calorias ya que no consume ni gasta tantas.
-Colaboramos a que existan menos gatos callejeros, por ejemplo.
DESPUÉS DE CASTRARLO
Vigilaremos su alimentación. Ésta deberá ser moderada y así evitaremos que engorde.
