El gato respira igual que tú y, como las personas, cuenta con un músculo llamado diafragma que separa la cavidad torácica de la abdominal. Cuando respiramos, el diafragma se contrae y dilata rítmicamente controlando el paso y la expulsión del aire en una cadencia perfecta. Algunas causas alteran su normal funcionamiento y es entonces cuando aparece el hipo de tu gato. Dicho esto... ¿Un gato puede tener hipo? Por supuesto que sí.
No es peligroso, pero puede llegar a resultar realmente molesto para el animal, sobre todo si persiste durante un buen rato. El hipo, normalmente, se quita solo. Se trata de un desajuste temporal entre la entrada y salida del aire, una descoordinación entre el movimiento de inspirar y expirar que afecta al diafragma.
Mi gato tiene hipo, ¿qué hago?
Si tu gato come demasiado rápido o, por ejemplo, ha hecho un repentino esfuerzo físico, no es extraño que le entre hipo y poco puedes hace al respecto más que esperar a que pase propiciando un ambiente tranquilo que contribuya a que el gato recupere su respiración normal.
No hay que dar mayor importancia a un ataque de hipo esporádico, pero si éste se repiten con frecuencia, puede que exista una causa concreta, por lo que es conveniente consultar con el veterinario. Un problema de tiroides, la presencia constante de bolas de pelo en la garganta o la laringe, un estrés perenne, que hace que el gato no termine de descansar y sentirse a gusto, o una alergia pueden estar detrás de situaciones de hipo demasiado frecuentes y continuadas.
Si ves que tu gato hace particulares ruidos al respirar y que su pecho “salta” desacompasado cuando se supone que está tranquilo y relajado, obsérvalo porque puede que se trate de un simple episodio de hipo, sin la menor importancia, o de un señal de alguna anomalía que debes tener en cuenta.
