Es habitual que los gatos se laman a sí mismos. Es su peculiar y escrupulosa forma de higiene y es una actividad que les sirve para relajarse, pero llama la atención ver que también se lamen entre ellos. Este acto es siempre un gesto de cariño y confianza que refleja la intención de querer establecer o reforzar lazos afectivos. Los gatos no lamen a cualquiera y si lo hacen con uno de sus congéneres es, generalmente, en prueba de amistad. Así pues, ¿qué significa cuando un gato lame a otro gato exactamente?
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¿Por qué mi gato lame a otro?
Lo ves claramente en el momento en que los gatitos nacen y su madre los lame constantemente, primero para asearlos y cuidarlos, pero también para transmitirles seguridad y todo su amor gatuno. Cuando los gatos bebés empiezan a valerse por sí mismos, comprobar cómo se lamen entre “hermanos” es normal.
Uno de los casos más curiosos se da cuando un gato mayor lame a uno más joven, por ejemplo si llevas a casa a un gato pequeño y ya tienes otro que peina canas. Si el gato mayor lame al recién llegado es una excelente noticia, porque lo está acogiendo y brindándole su protección.
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Fíjate bien porque a veces, un gato lame a otro, adulto como él, y siempre en un punto determinado. En estos casos, puede ser que el gato que lame esté detectando en el otro alguna herida, enfermedad o dolor. Es su manera de cuidarle y procurar aliviarle. Si su "querido amigo" tiene artrosis o ha tenido un doloroso golpe, el gato tal vez intente mitigar su sufrimiento con los lametones de su lengua rasposa, ya sabes, por un amigo lo que haga falta.
Normalmente el gato receptor de estos peculiares mimos los acepta encantado pero, en ocasiones, la cosa no acaba bien. El gato “lamido” se aparta o incluso puede sacar sus uñas en señal de rechazo. Son casos muy poco habituales y solo ellos saben el motivo que provoca una reacción negativa ante un acercamiento con todas las buenas intenciones del mundo. Quizá, el gato está dolorido y el lamer no le alivia o simplemente sea un gato poco amistoso, que de todo hay.
