No se puede generalizar, pero que un gato en celo se muestre agresivo no es, en absoluto, extraño. El celo de los gatos es algo natural, que ocurre aproximadamente dos veces al año, aunque en el caso de los machos puede darse en cualquier momento y tienes que comprender que ese proceso natural, encaminado a la reproducción, es difícil de controlar y provoca, inevitablemente, cambios en el comportamiento de tu gato que son de lo más normales. Dicho esto, ¿quieres saber si los gatos en celo son agresivos? Presta especial atención.
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Causas de la agresividad en los gatos en celo
En el caso de las hembras, el celo, lejos de volverlas agresivas, suele hacer que se comporten buscando constantemente llamar la atención y pidiendo mimos extras. Este es uno de los síntomas de la gata en celo que, sin embargo, cambia en el caso del macho. Y es que el impulso sexual puede hacer que se muestre tremendamente inquieto y, en ocasiones, aparezcan comportamientos agresivos durante el celo del gato. En los casos más extremos, cuando la agresividad dificulta la convivencia, la esterilización del gato suele ser una medida aconsejable, siempre previa consulta al veterinario.
Un gato convenientemente socializado, que ha convivido con personas desde que era cachorro, pasará el correspondiente celo simplemente mostrándose más inquieto de lo habitual y seguramente mostrando deseos irrefrenables de escaparse si hay una linda gatita cerca.
Que tu gato en celo se muestre más arisco, busque ratos de soledad o tenga menos apetito, es normal. Lo que no lo es tanto es que te bufe, te mire desafiante con las pupilas dilatadas y el lomo erizado o que llegue a atacarte con arañazos y/o mordiscos. Normalmente la agresividad causada por el celo se manifiesta si hay otros gatos cerca, posibles rivales, pero no con los queridos amos.
Si notas a tu gato especialmente agresivo, procura darle su espacio, dejarlo tranquilo, intentando que no se escape para evitar que tenga algún encontronazo con otro animal. Lo normal es que solo se trate de unos días complicados, perfectamente superables. Si su agresividad es alarmante y continúa por un periodo de tiempo prolongado, ve al veterinario porque, en ocasiones, ese comportamiento puede ser la respuesta a algún tipo de dolencia o enfermedad.
