Las garrapatas son parásitos de los gatos especialmente desagradables y peligrosos. Una vez que se instalan en un animal, encontrando su nuevo hábitat, hincan el diente en la piel de tu gato para absorber su sangre y sus nutrientes y, de paso, trasmitir más de una enfermedad. Así pues, ¿cómo quitar las garrapatas a tu gato de manera efectiva?
La prevención es básica, pero si aun así ves que tu gato tiene garrapatas haz de quitárselas lo antes posible. Tienes a tu alcance distintos productos pero lo más efectivo, si se trata de una o dos, es recurrir, antes de que se reproduzcan, a los guantes y a la pinzas.
Las garrapatas pueden estar en cualquier área de la piel del animal pero prefieren aquellas con menor presencia de pelo: orejas, axilas, patas e incluso sus delicadas almohadillas.
Pertenecen a la familia de los arácnidos y se “clavan” en la superficie cutánea de manera que retirarlas requiere cierta pericia. El principal peligro es que al hacerlo su boca quede bajo la epidermis y provoque una inflamación, una infección o un quiste en el lugar donde estaban tan a gusto.
Si ves una garrapata, separa el pelaje de tu gato, insistimos, siempre con guantes. Bien detectada y aislada, con una mano presiona con suavidad con tus dedos índice y anular separados y a cada lado del “bicho”. Ya está lista para ser extraída. Con unas pinzas, atrapa a la garrapata y da un tirón lo más cerca que puedas de la piel del gato, porque la idea es sacar al parásito entero, incluida su cabeza (y boca).
Cuando la tengas, limpia la piel del gato con un poco de alcohol y sumerge al “enemigo” en un bote de alcohol cerrado para su total eliminación. ¡Cuidado! Son muy resistentes.
Esta “operación” tiene sus riesgos y nunca debes realizarla en áreas especialmente delicadas como los oídos de tu gato. Si las garrapatas se han instalado ahí, debes llevar a tu mascota al veterinario para que proceda a su eliminación con todas las garantías.
Ante presencia de garrapatas actúa con rapidez pero con extrema prudencia.
