Existe una gran variedad de parásitos, tanto internos como externos, que pueden infestar a tu gato provocándole molestias importantes y graves enfermedades. Utilizar un producto adecuado y realizar la desparasitación a tu gato que te indique el veterinario es fundamental para que esto no suceda y para que tu mascota esté sana y llena de vitalidad. En el mercado tienes productos antiparasitarios para gatos de composiciones diversas y en diferentes formatos: pastillas, collares, pipetas, sprays... el primer consejo es elegir siempre un desparasitante específico para gatos y tener muy claro cuál es su acción, es decir, contra qué parásitos resulta eficaz. También es importante conocer cuál es su tiempo de duración efectiva para saber, así, cuándo será necesaria una nueva desparasitación.
Cómo elegir el mejor antiparasitario para tu gato
Son las características y las circunstancias de cada animal las que van a determinar el desparasitante idóneo en cada caso. Estas son las cuatro principales preguntas que debes hacerte:
1. ¿Cuál es la edad y el peso de mi gato?
Hablamos de productos fuertes, con componentes tóxicos, por lo que no puedes suministrarle lo mismo a un gato bebé de 4 – 8 semanas que a un gato adulto. Normalmente a los cachorros se les realiza una primera desparasitación entorno al mes y medio de vida y lo mejor es administrárselo en una pastilla o solución oral o en pasta, que suponga la dosis exacta.
2. ¿Prevenir o curar?
¿Tiene parásitos o se trata de una medida preventiva? Es fundamental a la hora de escoger un producto saber si el gato tiene o no parásitos. Si los tiene, necesitas algo que los mate lo antes posible, eliminando, además, huevos y larvas. Una pastilla de efecto rápido, para acabar con las lombrices, o un spray, por ejemplo, para eliminar pulgas y garrapatas son recomendables. Si hablamos de prevención, las pipetas y los collares antiparasitarios de calidad son dos opciones a tener en cuenta por su gran capacidad de protección.
3. ¿Qué tipo de parásito tiene mi gato?
Además de tener claro si se trata de un parásito interno o externo, en la medida de lo posible elige un desparasitante que incluya en su composición varios principios activos, no solo uno, para que así resulte eficaz frente a parásitos diversos y pueda eliminar, por ejemplo, tanto gusanos redondos como planos tipo tenia. En otros casos, puede que lo que necesites sea un antiparasitario con un principio activo muy concreto. Por ejemplo, si vives en una zona húmeda y calurosa donde pueda haber mosquitos que transmiten la leishmaniosis, (que también pueden contraer los gatos), el clásico collar anti pulgas no te valdrá para protegerle, necesitas uno específico y efectivo para este fin.
4. ¿Dónde vive mi gato?
Unido a lo anterior, aspectos como el clima donde vives, la actividad del gato, si sale a la calle o no, su raza, si está en contacto con otros animales… son aspectos que inciden a la hora de buscar el desparasitante más eficaz.
¿Son mejores los desparasitantes externos o internos para gatos?
Cada desparasitante para gatos cumple una función específica. No son mejores unos u otros, simplemente actúan de diferente manera.
Si tu gato tiene ácaros, pulgas o garrapatas deberás eliminarlos con uno de acción externa. Los aerosoles, que han venido a sustituir a los antiguos polvos por resultar desaconsejables dado el riesgo de intoxicación, son muy efectivos y son el complemento ideal a un buen champú antiparasitario. Uniendo los dos productos, no solo acabarás con las pulgas sino que, gracias a su función repelente, podrás prevenir nuevos contagios.
Como inconveniente, hay que tener en cuenta que su efectividad es bastante limitada en el tiempo. Para una acción preventiva más duradera es preferible optar por collares y pipetas sobre todo si contienen entre sus principios activos: piriproxifeno y metropeno.
Gusanos, lombrices y otros parásitos internos como el toxoplasma gondi, un peligro también para los humanos, pueden provocar graves trastornos digestivos a tu gato. Para evitarlo, es conveniente recurrir a un desparasitante interno cada tres – seis meses, según indique el veterinario. Suelen administrase en forma de pastilla, pero si te cuesta mucho que tu gato la ingiera, los tienes también en forma de pasta oral, ideal para los gatitos más pequeños.
